El
presente documento de reflexión examina
algunas obras del futurista Alvin Toffler como "La tercera
ola" y "La creación de una nueva civilización" donde el
autor identifica ciertos rasgos de una nueva civilización que está
surgiendo en el mundo. La visión del futuro ofrecida en estas obras se
compara con la visión proveniente de las enseñanzas de la Fe Bahá'í.
Esta comparación nos permite reconocer ciertos elementos comunes entre
las dos y a la vez subrayar los elementos divergentes.
1.
RESUMEN de
los conceptos principales
1.1
LOS GRANDES CAMBIOS
El
autor percibe tres grandes cambios en la vida del hombre desde su
aparición en la tierra. El primer cambio, o la primera ola sucedió
cuando aprendió la agricultura; comenzó a establecer agrupaciones más
grandes, dejó su vida migratoria y su dependencia de la caza, y se
organizó en una nueva forma.
La
segunda ola comenzó hace 300 años con el progreso de la ciencia y los
avances en el proceso de la industrialización. Superó la resistencia
de la primera ola, llegó a su apogeo a mediados de los años 50 en los
Estados Unidos, y actualmente se encuentra en un estado de crisis a
causa de la obsolescencia de sus instituciones para abordar los
problemas apremiantes de hoy.
1.2
CARACTERÍSTICAS DE LA SEGUNDA OLA
Las
sociedades industrializadas se destacan en sus procesos productivos por
el uso intensivo de la tecnología, por la división de trabajo y la
producción en serie. Los trabajadores tienen que repetir una serie de
movimientos uniformes y adherirse estrictamente a horarios de trabajo
establecidos. La toma de decisiones es conforme al esquema de pirámide.
Se busca la maximización sea en tamaño o en los ingresos.
En
general las instituciones de la sociedad adoptan casi los mismos
principios.
Por
ejemplo, la educación se masifica, se da más importancia a memorizar,
recibir órdenes y ser puntuales, se enfatiza la especialización y los
alumnos se preparan para desempeñar su rol dentro del sistema
industrializado. Hasta los hospitales y las cárceles manifiestan
ciertos rasgos comunes que en breve el autor clasifica como:
a)
Uniformización, b) especialización, c) sincronización, d) concentración,
e) maximización y f.) centralización.
A
diferencia de las sociedades de la primera ola donde el trabajador
consumía directamente el producto de sus esfuerzos (lo que el autor
llama prosumo), en la sociedad industrial se abre una brecha entre el
productor y el consumidor. En otras palabras, como consecuencia de la especialización, la abundancia y complejidad
de los productos, y el surgimiento del mercado el hombre no consume
directamente lo que produce.
La
familia también sufre una transformación en esta sociedad. Se comprime
para incluir solamente a los padres y unos pocos hijos, sus miembros
dejan de trabajar en equipo tal como sucedía en la sociedad de la
primera ola, y llega a ser más móvil.
La
formación de la nación estado y el sistema representativo del gobierno
llega a su culminación en el período de la industrialización. Según
el autor, la era industrial exigía una economía unificada, o sea
acceso a mayor número de mercados, y un sistema político unificado
para imponer leyes. Estos factores estimularon la creación de la nación
estado y el sistema representativo que se implementó de una u otra
forma en los países industrializados.
La
necesidad de tener acceso a mercados cada vez más lejanos con el fin de
vender sus productos, y la urgencia de comprar los recursos de otros países
a precios reducidos es otra característica de la segunda ola.
Además,
respecto a la energía, estas sociedades dependen cada vez más de la
energía producida por el petróleo.
1.3
LAS CREENCIAS FUNDAMENTALES DE LA SEGUNDA OLA
Predominan
3 ideas básicas en la era industrial.
Primera:
la naturaleza es un objeto que debe ser explotado.
Segunda: el hombre es el pináculo de la evolución. Las sociedades también
evolucionan y los países más industrializados representan un nivel de
evolución mayor, lo que justifica la explotación de los países menos
industrializados por los demás.
Tercera:
el progreso se mide en términos de la tecnología o nivel material de
la vida.
También
se señala el énfasis en la filosofía reduccionista de Descartes quien
proponía descomponer las cosas a sus elementos más simples para
entender su realidad, y la idea mecanicista de la causalidad. Surge la
conciencia individualista que otorga a las personas derechos definidos.
1.4
UNA CRÍTICA DE LA SEGUNDA OLA
El
autor demuestra una serie de deficiencias asociadas con la organización
y la subyacente mentalidad de la segunda ola que a la vez prepare el
escenario para la entrada de la tercera ola.
El
sistema representativo con sus campañas electorales y partidos políticos
en realidad no es tan representativo. Es manipulado por los grupos de
poder, y además, las sociedades industrializadas actualmente están
divididas en una multiplicidad cultural, con una combinación de
intereses tan divergentes que hablar de la mayoría es una quimera.
La
centralización es otro problema que no facilita el manejo adecuado de
las divergencias a nivel local y regional.
Por
otro lado, las decisiones económicas y políticas de un país afectan a
otros países, haciendo que el proceso de toma de decisiones sea cada
vez más complejo, disminuyendo la capacidad de los gobiernos para
emprender una acción independiente.
La
organización tradicional del gobierno en departamentos tratando los
problemas por separado crea mayor confusión.
El
sistema centralizado es incapaz de enfrentar la implosión decisional.
No
existen mecanismos adecuados para resolver los problemas
transnacionales.
La
sociedad industrial no puede continuar en el mismo rumbo por diversos
motivos. Los recursos naturales son limitados, el proceso productivo
actual con su dependencia en el petróleo es demasiado contaminante. A
nivel individual se generaliza la crisis de personalidad y aumenta el
descontento.
La
expansión del mercado ha llegado a sus límites, la gente produce más
y prosume menos.
Las
armas destructivas son fabricadas con mayor perfección.
Aumenta
la tensión económica y social.
1.5
LA TERCERA OLA
El
autor basa su visión de la tercera ola en ciertas tendencias en los países
industrializados, y en el estado de crisis que se ha apoderado de sus
instituciones.
Algunas
de estas tendencias son: disminución de la población de las ciudades
grandes, la desmasificación de los medios de comunicación reflejado
por ejemplo en revistas especializadas y Tv. por cable, el aumento de
productos personalizados, la exportación de fabricación rutinaria a
los países del tercer mundo, movimientos ecológicos y resurgimiento de
prosumo estimulado por manuales o herramientas que permitan al usuario
arreglar cosas o adquirir cierto grado de autosuficiencia.
La
sociedad del futuro se distingue por descentralización de las
organizaciones empresariales, el gobierno y los sistemas energéticos.
La proliferación de las ciudades pequeñas permite el uso eficiente de
energía. Se explorarán las fuentes de energía renovable y no
contaminante, el prosumo aumentará, disminuye el consumo y el
hedonismo, las tecnologías apropiadas y a pequeña escala reciben mayor
atención.
Los
horarios de trabajo serán más flexibles. La participación del
individuo en el proceso de toma de decisiones se intensifica, dada la
creación de nuevos mecanismos para elegir representantes independientes
de una estructura partidaria.
El
sentimiento de comunidad, la necesidad de orden y estructura en la vida,
y en sí el significado de la vida reciben la debida atención en las
sociedades de la tercera ola.
En
cuanto a los parámetros ideológicos de la tercera ola, el concepto del
progreso se amplía para abarcar los aspectos no materiales de la vida.
Cada
cultura tendrá su propia manera de alcanzar un desarrollo comprensivo.
El
pensamiento reduccionista se equilibra con el enfoque sistémico que
recalca contextos, relaciones y totalidades.
Se
pone énfasis en la relación armoniosa del hombre con la naturaleza.
Surge
la conciencia planetaria e instituciones mundiales. La diversidad provee
una oportunidad para el desarrollo humano.
2.
LA FE BAHAI Y EL FUTURO
2.1
LA CAUSA DE LA REVOLUCION INDUSTRIAL
Un
punto importante que intenta explicar el autor es la causa de la
revolución industrial. Antes de examinar los otros puntos mencionados
anteriormente veamos esta cuestión.
El
autor afirma que " pues no hubo una causa única o dominante. La
tecnología por sí sola, no es la fuerza impulsora de la historia. Ni
lo son por sí mismos los valores o las ideas. Ni lo es la lucha de
clases. Ni es la historia simplemente un conjunto de cambios ecológicos,
tendencias demográficas o inventos de comunicación. La economía sola
no puede explicar éste ni ningún otro acontecimiento histórico. No
existe ninguna "variable independiente" de la que dependen
otras variables. Existen solo variables interrelacionadas, ilimitadas en
su complejidad."
Sin
embargo el autor procede a subrayar el divorcio entre productor y
consumidor como el factor "más relevante para nuestros fines y
reconoce la distorsión implícita en esa elección."
Evidentemente
el divorcio que menciona el autor sucedió como una consecuencia del
modo de aplicación de los avances tecnológicos y como tal no puede
figurarse entre los factores que representan las causas de la revolución
industrial.
No
obstante, la pregunta que plantea el autor respecto a la fuerza
impulsora de la historia es muy relevante, y una respuesta acertada a
esta pregunta aclara muchas incógnitas.
Según
Kant "La historia de la raza humana, vista como un todo, puede ser
considerada como la realización de un plan oculto de la naturaleza para
suministrar una constitución política, interna y externamente
perfecta, como el único estado en el que todas las capacidades
implementadas por ella en la humanidad puedan ser completamente
desarrolladas."(1)
Este
avance hacia la perfección se materializa a medida que las
potencialidades latentes en el ser humano llegan a cultivarse.
"
Estas potencialidades son, individualmente 'la imagen de Dios' y
socialmente 'el reino de Dios' en la tierra ·".(2)
Si
la historia humana es el movimiento hacia esta meta, su fuerza impulsora
es "una sucesión de grandes Almas, especialmente destinadas y
dotadas de todo poder para la tarea"(3), o sea, los fundadores de
grandes sistemas religiosos.
2.2
INSTITUCIONES OBSOLETAS
Este
progreso hacia la madurez colectiva de la raza humana no es constante
sino cada etapa evolutiva está precedida por una etapa de
estancamiento. Este estancamiento se manifiesta como un conjunto de
problemas persistentes que a pesar de todo esfuerzo humano quedan sin
solución. Se puede mencionar el problema medio ambiental, la pobreza y
la corrupción como ejemplos relevantes de la época actual.
Historiadores como A. Toynbee y sociólogos como P. Sorokin afirman que
en el presente la humanidad se encuentra en esta fase de su desarrollo.
Shoghi
Effendi subraya dos procesos paralelos de integración y desintegración
que actualmente está efectuando cambios en el mundo.
Las
observaciones de Toffler respecto a la obsolescencia de instituciones
actuales se sostienen en las enseñanzas de la Fe Bahá'í, y son las
que dan origen a las fuerzas de desintegración.
Según
Shoghi Effendi " Si los ideales por tanto tiempo apreciados y las
instituciones por tanto tiempo veneradas, si ciertas suposiciones
sociales y fórmulas religiosas han dejado de fomentar el bienestar de
la mayoría de la humanidad, si ya no satisfacen las necesidades de una
humanidad en continua evolución, que se descarten y queden relegadas en
el lugar que corresponde a las doctrinas obsoletas y olvidadas. ¿Por qué
éstas, en un mundo sujeto a la inmutable ley del cambio y a la
decadencia, han de quedar exentas del deterioro que necesariamente se
apodera de toda institución humana?".(4)
Las
ideologías dominantes de la era industrializada, siendo limitantes y
contrarias a los requisitos del verdadero progreso, exigen cambios
revolucionarios que tendrán su modelo en los principios de la Fe Bahá'í.
2.3
SIMILITUDES Y DIVERGENCIAS
Aunque
el autor propone cambios en el sistema del gobierno representativo y
critica la política partidaria, sus ideas encuentran su mejor expresión
en el sistema administrativo de la Fe que encarna las ventajas de un
gobierno democrático libre de manipulación política, y que armonice
los mejores aspectos de la centralización y la descentralización.
Lo
que el autor promueve como el poder de minorías se plasma en las enseñanzas
de la Fe en los principios como la unidad de la humanidad y la unidad en
diversidad.
El
autor entra en contradicción cuando al admitir lo inadecuado del
concepto de la soberanía nacional y la necesidad de instituciones
internacionales, rechaza la idea de un gobierno mundial.
La
necesidad de la comunidad, estructura y significado mencionadas se
concretiza en lazos de hermandad, leyes, ordenanzas, y explicaciones
profundas respecto al significado de la existencia humana y su propósito
en las enseñanzas de la Fe.
Respecto
a la familia se afirma que la tendencia actual de matrimonios sin hijos,
hogares con un solo padre y personas solteras seguirá aumentando en el
futuro. En realidad una vez que el propósito del matrimonio sea
entendido estas tendencias cambiarán. La familia nuclear cede ante
familias más extendidas que se caracterizan por lazos familiares más
fuertes.
La
visión del futuro explícito en algunos escritos de Shoghi Effendi es
comprensiva e iluminadora: "...Los recursos económicos del mundo
serán organizados, sus fuentes de materias primas serán explotadas y
totalmente utilizadas, sus mercados serán coordinados y desarrollados y
la distribución de sus productos, será equitativamente regulada. Las
rivalidades, odios e intrigas nacionales cesarán, y la animosidad y
prejuicio raciales serán reemplazados por amistad, entendimiento y
cooperación racial. Las causas de la lucha religiosa serán
definitivamente eliminadas, las barreras y restricciones económicas serán
completamente abolidas y la excesiva distinción entre clases será
suprimida. Pobreza extrema por una parte, y exagerada acumulación de
bienes por otra, desaparecerán. La enorme energía disipada y
derrochada en la guerra, ya sea económica o política, será consagrada
a aquellos fines que extiendan el alcance de las invenciones humanas y
del desarrollo tecnológico, al aumento de la productividad de la
humanidad, al exterminio de enfermedades, a la extensión de la
investigación científica, a la elevación del nivel de salud física,
a la agudización y refinamiento del cerebro humano, a la exploración
de los inusitados e insospechados recursos del planeta, a la prolongación
de la vida humana, y al fomento de cualquier otro agente que pueda
estimular la vida intelectual, moral y espiritual de toda la raza
humana." (5)
Los
avances científicos que posibilitaron la revolución industrial,
sustentan el hecho de que hemos entrado a la edad de la razón, el
comienzo de la adolescencia. Pero la señal de madurez que consiste en
dar buen uso a la tecnología está por venir. O sea el empleo de la razón
para el desenvolvimiento óptimo y universal de las potencialidades
humanas y no únicamente como promotor de ventajas materiales para un
grupo limitado de gente.
2.4
CONCLUSIONES
En
breve, el avance científico es un signo visible de la aparición de una
nueva etapa en un proceso natural de crecimiento.
Las
características de la era industrial enumerado por el autor reflejan la
mentalidad materialista que predomina en esta época. La tendencia básica
es hacia la cultura de tener. La maximización, uniformización,
concentración y otras, conducen a mayor productividad e ingresos,
empero al no tomar en cuenta la dimensión espiritual del hombre y sus
necesidades generan descontento a nivel individual y graves
consecuencias a nivel social.
Esta
crisis estimula la búsqueda de alternativas e incita hacia un proceso
de cambio.
La
trascendencia que el autor asigna a la industrialización en los asuntos
humanos parece algo exagerada en el sentido de que por ejemplo, hasta la
creación del gobierno representativo se atribuye a este proceso.
Podemos
atribuir alternativamente las tendencias hacia el gobierno
representativo, la formación de la nación estado y la aceptación
universal de los derechos humanos a este despertar gradual de la
conciencia, asociada con la edad de madurez de la raza humana. Estamos
aprendiendo las lecciones del pasado, sabemos por ejemplo las
consecuencias de los prejuicios o de un nacionalismo militante.
De
la misma forma, la lucha entre la primera y segunda ola, o entre la
segunda y tercera ola a la que el autor hace referencia frecuentemente e
intenta explicar la causa de las guerras y conflictos no es
satisfactoria. Esta tesis no encuentra apoyo por ejemplo en el largo período
que duró la primera ola y durante el cual se libraron numerosos
conflictos. El rol de la ambición y los prejuicios que dan origen a las
guerras no puede ser subestimado.
En
el enfoque de Toffler el surgimiento de las religiones y su papel en el
desenvolvimiento de la civilización queda ignorado.
En
resumen, el intento de explicar la historia de la humanidad en términos
de los tres grandes cambios u olas no ofrece una base sólida.
A
la vez en la visión del futuro presentada por el autor se destacan un
conjunto de elementos concordantes con la visión explícita en los
escritos de la Fe Bahá'í a los cuales se hizo referencia
anteriormente.
Aparte
de las nuevas instituciones que están previstas en los escritos se debe
mencionar las interconexiones que deben crearse entre éstas, por
ejemplo el templo Bahá'í está rodeado por instituciones del tipo
educativo, caritativo y otros reflejando la interdependencia de los
aspectos espirituales y materiales.
Apoyándonos
en los escritos Bahá'ís respecto el futuro y tomando los doce
principios como elementos culturales e ideológicos básicos de una
civilización en el proceso de nacer, disponemos de una visión de
asombrosa amplitud y precisión respecto de los aspectos fundamentales
de lo que serían las organizaciones sociopolíticas, e ideologías
predominantes del futuro.
BIBLIOGRAFIA
- 1. Citado en "Renovación de la civilización", página 28, por David Hoffman.
- 2. "Renovación de la civilización", página 30.
- 3. Citado en "Renovación de la civilización", página 29, del libro "promise of all ages" por G. Townsend, página 31.
- 4. Citado en "La promesa de la paz mundial" página 11, por La Casa Universal de Justicia.
- 5. "Llamada a las naciones" por Shoghi Effendi, páginas 55-56.