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Tablas de Baha'u'llah Reveladas despues del Kitab-i-Aqdasby Bahá'u'lláh
Chapter 2LAWH-I-AQDASLa Tabla Más Sagrada2Ésta es la Tabla Más Sagrada enviada desde el reino santo a aquel que ha dirigido su rostro hacia el Objeto de la adoración del mundo, Aquel que descendió del cielo de la eternidad investido con trascendente gloria. EN NOMBRE DEL SEÑOR, EL SEÑOR DE GRAN GLORIA Ésta es una Epístola de nuestra presencia, enviada a aquel a quien los velos de los nombres no lograron apartar de Dios, creador del cielo y de la tierra, para que sus ojos se regocijen en los días de su Señor, el que Ayuda en el Peligro, el que Subsiste por Sí Mismo. Di: ¡Oh seguidores del Hijo!3 ¿Os habéis ocultado de Mí a causa de mi Nombre? ¿Por qué no lo meditáis en vuestros corazones? Día y noche habéis estado llamando a vuestro Señor, el Omnipotente, pero cuando Él vino en su gran gloria desde el cielo de la eternidad, os apartasteis de Él y permanecisteis sumidos en la negligencia. Reflexionad sobre aquellos que rechazaron al Espíritu4 cuando vino a ellos con dominio manifiesto. Cuán numerosos eran los fariseos que, en su nombre, se habían recluido en las sinagogas, lamentándose por su separación de Él, y aun así, cuando los portones de la reunión se abrieron de par en par y la luminaria divina brilló resplandeciente desde el Manantial de la Belleza, no creyeron en Dios, el Exaltado, el Poderoso. No lograron alcanzar su presencia, a pesar de que su advenimiento les había sido prometido en el Libro de Isaías, al igual que en los Libros de los Profetas y Mensajeros. Ninguno de ellos volvió su rostro hacia el Manantial de misericordia divina, a excepción de aquellos desprovistos de todo poder entre los hombres. Y sin embargo, hoy, todo hombre dotado de poder e investido de soberanía se enorgullece en su Nombre. Por otra parte, acuérdate del que sentenció a muerte a Jesús. Era el más erudito de su época en su país, mientras que aquel que era solamente un pescador creyó en Él. Presta atención y sé de los que observan la advertencia. De igual modo, considera cuán numerosos son, en estos tiempos, los monjes que se han recluido en sus iglesias, llamando al Espíritu, pero cuando Éste apareció mediante el poder de la Verdad, no lograron acercarse a Él y se cuentan entre los descarriados. Felices aquellos que los han abandonado y han dirigido su rostro hacia Aquel que es el Deseo de todos los que están en los cielos y todos los que están en la tierra. Leen el Evangelio y aun así se niegan a reconocer al Señor Todoglorioso, a pesar de que ha venido por medio de la potencia de su exaltado, su poderoso y benevolente dominio. Nosotros, ciertamente, hemos venido por amor a vosotros y hemos soportado los infortunios del mundo por vuestra salvación. ¿Huís de Aquel que ha sacrificado su vida para que vosotros seáis vivificados? Temed a Dios, oh seguidores del Espíritu, y no sigáis los pasos de ningún sacerdote que se haya descarriado. ¿Os imagináis que Él persigue sus propios intereses, cuando en todo momento ha estado amenazado por las espadas de los enemigos, o que aspira a las vanidades del mundo, tras haber sido confinado en la más desolada de las ciudades? Sed justos en vuestro juicio y no sigáis los pasos de los injustos. Abrid las puertas de vuestros corazones. Verdaderamente, Aquel que es el Espíritu se encuentra ante ellas. ¿Por qué proscribís a Aquel que se ha propuesto acercaros a un Lugar Resplandeciente? Di: Nosotros, en verdad, os hemos abierto las puertas del Reino. ¿Atrancaréis las puertas de vuestras casas ante mi rostro? Esto, de hecho, no es sino un craso error. Él ha descendido nuevamente del cielo, tal como lo hizo la primera vez. Cuidado, no sea que pongáis en tela de juicio lo que Él proclama, igual que las gentes anteriores a vosotros cuestionaron sus manifestaciones. Así os instruye el Verdadero, si tan sólo pudieseis percibirlo. El río Jordán se une al Grandísimo Océano y el Hijo exclama en el valle santo: "¡Aquí estoy, aquí estoy, oh Señor, mi Dios!", mientras el Sinaí circunda alrededor de la Casa y la Zarza Ardiente exclama: "Aquel que es el Deseado ha venido en su trascendente majestad". Di: ¡Ved! ¡El Padre ha venido y lo que se os prometió en el Reino se ha cumplido! Esta es la Palabra que el Hijo ocultó cuando dijo a los que Le rodeaban: "Ahora no lo podéis llevar." Y cuando se cumplió el tiempo señalado y sonó la Hora, la Palabra brilló sobre el horizonte de la Voluntad de Dios. Cuidado, oh seguidores del Hijo, no sea que la echéis a un lado. Asíos firmemente a ella. Esto es mejor para vosotros que todo lo que poseéis. Verdaderamente, Él está cerca de aquellos que hacen el bien. La Hora que hemos ocultado al conocimiento de los pueblos de la tierra y al de los ángeles favorecidos ha llegado. Di: Verdaderamente, Él ha dado testimonio de Mí, y Yo doy testimonio de Él. En verdad, Él no ha señalado a otro más que a Mí. De ello es testigo toda alma justa y comprensiva. Aunque acosados por incontables aflicciones, Nosotros emplazamos al pueblo a volverse hacia Dios, el Señor de los nombres. Di: Esforzaos por lograr lo que os ha sido prometido en los Libros de Dios y no sigáis los caminos de los ignorantes. Mi cuerpo ha soportado el encarcelamiento para que os liberéis de la esclavitud del ego. Dirigid, pues, vuestro rostro hacia su semblante y no sigáis las huellas de todo opresor hostil. Verdaderamente, Él ha consentido ser humillado gravemente para que alcanzarais la gloria y, sin embargo, vosotros retozáis en el valle de la negligencia. Él, en verdad, vive en la más desolada de las moradas por amor a vosotros, mientras vosotros habitáis en vuestros palacios. Di: ¿No escuchasteis la Voz del que gritaba, llamando en alta voz en el desierto del Bayán, trayéndoos las buenas nuevas de la venida de vuestro Señor, el Todomisericordioso? ¡Mirad! Él ha venido a la sombra protectora del Testimonio, investido con pruebas y demostraciones concluyentes, y aquellos que verdaderamente creen en Él consideran su presencia como la encarnación del Reino de Dios. Bendito el hombre que se vuelve hacia Él y ¡ay! de aquellos que Le niegan o dudan de Él. Anúnciales a los sacerdotes: ¡He aquí! Aquel que es el Gobernante ha llegado. Salid de detrás del velo en nombre del Señor, Aquel que hace bajar la cerviz a todos los hombres. Proclama, pues, a toda la humanidad las buenas nuevas de esta poderosa, esta gloriosa Revelación. Verdaderamente, Aquel que es el Espíritu de la Verdad ha venido para guiaros hacia toda verdad. Él no habla impulsado por su propio ser, sino según lo ordenado por Aquel que es el Omnisciente, el Todosabio. Di: Éste es Quien ha glorificado al Hijo y ha exaltado su Causa. Abandonad, oh pueblos de la tierra, lo que tenéis, y asíos firmemente a lo que os ordena el Todopoderoso, Aquel que es el Portador del Fideicomiso de Dios. Purificad vuestros oídos y volved vuestros corazones hacia Él, para que escuchéis la más maravillosa llamada que ha surgido del Sinaí, la morada de vuestro Señor, el Más Glorioso. En verdad, os acercará al Lugar donde percibiréis el esplendor de la luz de su semblante, que brilla sobre este luminoso Horizonte. ¡Oh asamblea de sacerdotes! Abandonad las campanas y, luego, salid de vuestras iglesias. Os incumbe, en este día, proclamar en voz alta el Más Grande Nombre entre las naciones. ¿Preferís guardar silencio, mientras toda piedra y todo árbol exclama: "¡El Señor ha venido en su gran gloria?" Bienaventurado el hombre que se apresura hacia Él. Verdaderamente, se cuenta entre aquellos cuyos nombres serán registrados eternamente y serán mencionados por el Concurso de lo Alto. Así ha sido decretado por el Espíritu en esta maravillosa Tabla. Verdaderamente, Aquel que emplaza a los hombres en mi nombre es de mí, y mostrará aquello que se encuentra más allá del poder de todos los que están en la tierra. Seguid la Senda del Señor y no los pasos de aquellos que están sumidos en la negligencia. Bienaventurado sea el adormecido al que la Brisa de Dios le sacuda y se levante de entre los muertos, dirigiendo sus pasos hacia el Sendero del Señor. Ciertamente, tal hombre es considerado, a la vista de Dios, el Verdadero, como una joya entre los hombres y se cuenta entre los dichosos. Di: La Luz de su Revelación ha despuntado en el Oriente; los signos de su dominio han aparecido en el Occidente. Examinad esto en vuestros corazones, oh pueblo, y no seáis de los que han hecho oídos sordos a las advertencias de Aquel que es el Omnipotente, el Todoalabado. Que la Brisa de Dios os despierte. En verdad, ella ha soplado sobre el mundo. Bienaventurado aquel que ha descubierto su fragancia y ha sido contado entre los bien seguros. ¡Oh asamblea de obispos! Sois las estrellas del cielo de mi conocimiento. Mi misericordia no desea que caigáis a la tierra. No obstante, mi justicia declara: "Esto es lo que el Hijo ha decretado." Y todo cuanto ha procedido de su boca irreprochable, veraz y digna de confianza, no podrá ser alterado jamás. Las campanas, ciertamente, repican mi Nombre y se lamentan por Mí, pero mi espíritu se regocija con manifiesta alegría. El cuerpo del Amado anhela la cruz, y su cabeza ansía la lanza en el sendero del Todomisericordioso. El dominio del opresor no puede en modo alguno disuadirlo de su propósito. Hemos emplazado a todas las cosas creadas a alcanzar la presencia de tu Señor, el Rey de todos los nombres. Bendito el hombre que dirige su rostro hacia Dios, el Señor del Día del Juicio Final. ¡Oh asamblea de monjes! Si optáis por seguirme, os haré herederos de mi Reino; si pecáis contra Mí, Yo, en mi largo sufrimiento, lo soportaré pacientemente, y, ciertamente, Yo soy el que Siempre Perdona, el Misericordioso. ¡Oh tierra de Siria! ¿Qué ha sido de tu rectitud? Tú estás, ciertamente, ennoblecida por los pasos de tu Señor. ¿Has percibido la fragancia de la reunión celestial, o habrá que contarte entre los negligentes? Belén se ha agitado con la Brisa de Dios. Escuchamos su voz que dice: "¡Oh generosísimo Señor! ¿Dónde se ha asentado tu gran gloria? Las suaves fragancias de tu presencia me han vivificado, después de haberme derretido por la separación de Ti. Alabado seas, por cuanto has levantado los velos y has venido con poder en gloria manifiesta." Llamamos a Belén desde detrás del Tabernáculo de Majestad y Grandeza, diciendo: "¡Oh Belén! Esta luz ha surgido en el oriente y ha viajado hacia el occidente, hasta que llegó a ti en el atardecer de su vida. Dime, pues: ¿Reconocen los hijos al Padre y Le aceptan, o Le niegan, tal como el pueblo Le negó (a Jesús) en otro tiempo?" Entonces Belén exclamó diciendo: "Tú eres, en verdad, el Omnisciente, el Mejor Informado." Verdaderamente, vemos que todas las cosas creadas se inclinan a dar testimonio de Nosotros. Algunos Nos conocen y dan testimonio, mientras que la mayoría dan testimonio y, sin embargo, no Nos conocen. El Monte Sinaí se ha agitado con la alegría de contemplar nuestro semblante. Ha elevado su voz cautivadora para glorificación de su Señor, diciendo: "¡Oh Señor! Siento la fragancia de tu vestidura. Me parece que estás cerca, investido con los signos de Dios. Tú has ennoblecido estas regiones con tus pasos. Grande es la bienaventuranza de tu pueblo, si sólo pudieran conocerte e inhalar tus suaves aromas; y ¡ay! de los que están profundamente dormidos." Dichoso eres tú, que has vuelto tu rostro hacia mi semblante, por cuanto has rasgado los velos, has destrozado los ídolos y has reconocido a tu Señor eterno. El pueblo del Corán se ha levantado contra Nosotros sin prueba ni demostración clara, atormentándonos a cada momento con una nueva tortura. Inútilmente se imaginan que las tribulaciones pueden frustrar nuestro propósito. Vano es en verdad lo que han imaginado. Verdaderamente, tu Señor es Quien ordena todo cuanto Le place. Nunca he pasado junto a un árbol sin que mi corazón se dirigiese a él, diciendo: "¡Oh! Ojalá fueses cortado en mi nombre, y mi cuerpo fuese crucificado sobre ti". Hemos revelado este pasaje en la Epístola al Sháh para que sirviese como advertencia a los seguidores de las religiones. Verdaderamente, tu Señor es el Omnisciente, el Todosabio. Que lo que ellos han perpetrado no te aflija. Ciertamente, son como muertos, y no están vivos. Déjalos a los muertos; luego vuelve tu rostro hacia Aquel que es el Dador de Vida del mundo. Cuidado, no sea que los dichos de los negligentes te entristezcan. Sé firme en la Causa y enseña a la gente con suma sabiduría. Así te lo ordena el Gobernante del cielo y de la tierra. Él es, en verdad, el Todopoderoso, el Más Generoso. Dentro de poco, Dios exaltará tu recuerdo y escribirá con la Pluma de Gloria aquello que expresaste por su amor. Él es, en verdad, el Protector de los que hacen el bien. Dale recuerdos míos a uno llamado Murád, y dile: "Bendito eres tú, oh Murád, por cuanto has abandonado los dictados de tu propio deseo y has seguido a Aquel que es el Deseo de toda la humanidad." Di: Bendito sea el adormecido al que despierta mi Brisa. Bendito el desfallecido que es reanimado con mis hálitos revivificadores. Bendito el ojo que se solaza en la contemplación de mi belleza. Bendito el caminante que dirige sus pasos hacia el Tabernáculo de mi gloria y majestad. Bendito el angustiado que busca refugio bajo la sombra de mi dosel. Bendito el sediento que se apresura a las aguas de mi amorosa bondad, que fluyen suavemente. Bendita el alma insaciable que abandona sus deseos egoístas por amor a Mí y ocupa su lugar en la mesa del banquete que he enviado para mis elegidos desde el cielo de la misericordia divina. Bendito el humillado que se aferra al cordón de mi gloria, y el necesitado que entra bajo la sombra del Tabernáculo de mi riqueza. Bendito el ignorante que busca la fuente de mi conocimiento, y el negligente que se adhiere al cordón de mi recuerdo. Bendita el alma que surge a la vida por medio de mi hálito vivificador y logra entrar en mi Reino celestial. Bendito el hombre a quien los suaves aromas de la reunión conmigo le han estimulado y le han hecho acercarse a la Aurora de mi Revelación. Bendito el oído que escucha, la lengua que da testimonio y el ojo que ve y reconoce al Señor, en su gran gloria y majestad, investido con grandeza y dominio. Benditos quienes han alcanzado su presencia. Bendito el hombre que busca la iluminación en el Sol de mi Palabra. Bendito aquel que adorna su cabeza con la diadema de mi amor. Bendito quien oye de mi aflicción y se levanta entre mi pueblo para ayudarme. Bendito aquel que da su vida en mi sendero y soporta múltiples infortunios por amor a mi Nombre. Bendito el hombre que, seguro de mi Palabra, se levanta de entre los muertos para celebrar mi alabanza. Bendito aquel que se extasía con mis maravillosas melodías y rasga los velos mediante la potencia de mi poder. Bendito aquel que se mantiene fiel a mi Convenio, y aquel a quien las cosas de este mundo no le han impedido alcanzar mi Corte de santidad. Bendito el hombre que se desprende de todo salvo de Mí, se remonta en la atmósfera de mi amor, logra entrar en mi Reino, contempla mis dominios de gloria, bebe de las aguas vivas de mi generosidad y toma su porción del río celestial de mi amorosa providencia, se familiariza con mi Causa, comprende lo que he ocultado dentro del tesoro de mis Palabras y, ocupado en mi alabanza y glorificación, brilla desde el horizonte del conocimiento divino. Verdaderamente, él es de los míos. Desciendan sobre él mi misericordia, mi amorosa bondad, mi munificencia y mi gloria.
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