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Tablas de Baha'u'llah Reveladas despues del Kitab-i-Aqdasby Bahá'u'lláh
Chapter 3BISHÁRÁTBuenas NuevasÉste es el Llamamiento del Todoglorioso, proclamado desde el Horizonte Supremo en la prisión de 'Akká. ÉL ES EL EXPOSITOR, EL OMNISAPIENTE, EL INFORMADO DE TODO Dios, el Verdadero, da testimonio, y los Reveladores de sus nombres y atributos lo atestiguan, que nuestro único propósito al elevar el Llamamiento y proclamar su sublime Palabra es que el oído de la creación entera se purifique, mediante las aguas vivas de la prolación divina, de las patrañas falaces y se ponga en sintonía con la santa, gloriosa y exaltada palabra que ha fluido del depósito del conocimiento del Hacedor de los Cielos y Creador de los Nombres. Felices son quienes juzgan con imparcialidad. ¡Oh pueblo de la tierra! LA PRIMERA BUENA NUEVA que el Libro Madre ha hecho saber a todos los pueblos del mundo en esta la Revelación Más Grande, es que la ley de la guerra santa ha sido borrada del Libro. Glorificado sea el Todomisericordioso, Señor de gracia abundante, a través de Quien la puerta de la munificencia celestial se ha abierto de par en par ante la faz de todos los que están en el cielo y en la tierra. LA SEGUNDA BUENA NUEVA Se permite que los pueblos y razas de la tierra se asocien los unos con los otros resplandecientes y con alegría. ¡Oh pueblo! Relacionaos con los seguidores de todas las religiones en un espíritu de amistad y compañerismo. Así brilló el sol de su sanción y su autoridad sobre el horizonte del decreto de Dios, el Señor de los mundos. LA TERCERA BUENA NUEVA concierne al estudio de las diversas lenguas. De la Pluma del Altísimo ha fluido anteriormente este decreto: Incumbe a los soberanos del mundo -que Dios les asista- o a los ministros de la tierra, reunirse en consejo y adoptar uno de los idiomas existentes, o uno nuevo, para que sea enseñado a los niños en las escuelas de todo el mundo, e igualmente una escritura. De este modo se llegará a considerar a toda la tierra como un solo país. Bienaventurado el que escucha su Llamamiento y observa lo que le es ordenado por Dios, el Señor del Poderoso Trono. LA CUARTA BUENA NUEVA Si alguno de los reyes -que Dios les asista- se levantase para proteger y ayudar a este pueblo oprimido, todos deben pugnar por amarle y servirle. Este asunto es de la incumbencia de todos. Bienaventurados los que actúan de acuerdo con ello. LA QUINTA BUENA NUEVA En todo país donde resida alguien de este pueblo, debe comportarse hacia el Gobierno de ese país con lealtad, honestidad y veracidad. Esto es lo que ha sido revelado por orden de Aquel que es el Ordenador, el Antiguo de los Días. Es obligatorio y les incumbe a todos y cada uno de los pueblos del mundo prestar su ayuda a esta Causa, de trascendental importancia, que procede del cielo de la Voluntad del Dios sempiterno, para que, acaso, el fuego de la animosidad que arde en los corazones de algunos de los pueblos de la tierra se extinga mediante las aguas vivas de la sabiduría divina y en virtud de los consejos y exhortaciones celestiales, y la luz de la unidad y la concordia brille y derrame su resplandor sobre el mundo. Abrigamos la esperanza de que, mediante los celosos esfuerzos de aquellos que son los exponentes del poder de Dios -exaltada sea su gloria-, por todo el mundo las armas de guerra se conviertan en instrumentos de reconstrucción y la lucha y el conflicto sean eliminados de entre los hombres. LA SEXTA BUENA NUEVA es el establecimiento de la Paz Menor, sobre la cual nuestra Exaltadísima Pluma ha revelado algunos detalles con anterioridad. Grande es la bendición de aquel que defiende y observa todo cuanto ha sido ordenado por Dios, el Omnisciente, el Todosabio. LA SÉPTIMA BUENA NUEVA Se deja a la discreción de los hombres la elección de la indumentaria y el corte de la barba y su arreglo. Pero, cuidado, oh pueblo, no os convirtáis en juguetes de los ignorantes. LA OCTAVA BUENA NUEVA Los actos piadosos de los monjes y sacerdotes seguidores del Espíritu5 - sobre Él descanse la paz de Dios- son recordados en su presencia. Sin embargo, en este Día deben abandonar su vida de reclusión, dirigir sus pasos hacia el mundo abierto y ocuparse de aquello que sea provechoso para sí mismos y para los demás. Les hemos otorgado licencia para que contraigan matrimonio, para que de ellos pueda surgir aquel que haga mención de Dios, Señor de lo visible e invisible, Señor del Trono Exaltado. LA NOVENA BUENA NUEVA Cuando el pecador se halle completamente desprendido y liberado de todo salvo de Dios, debe pedirle misericordia y perdón a Él. La confesión de los pecados y transgresiones ante los seres humanos no está permitida, ya que nunca ha conducido, ni jamás conducirá, a la clemencia divina. Por otra parte, esa confesión ante otra persona da como resultado la degradación y humillación de uno, y Dios -exaltada sea su gloria- no desea la humillación de sus siervos. Verdaderamente, Él es el Compasivo, el Misericordioso. El pecador debe, entre él mismo y Dios, implorar la misericordia del Océano de la merced, suplicar clemencia del cielo de generosidad y decir: ¡Oh Dios, mi Dios! Te imploro, por la sangre de tus verdaderos amantes, que se hallaban tan extasiados por tus dulces palabras que se apresuraron al Pináculo de Gloria, el sitio del más glorioso martirio, y Te pido por los misterios que yacen guardados en tu conocimiento y por las perlas que están atesoradas en el océano de tu munificencia, que tengas misericordia de mí, de mi padre y de mi madre. De aquellos que muestran misericordia, Tú eres en verdad el Más Misericordioso. No hay otro Dios sino Tú, el que Siempre Perdona, el Todomunífico. ¡Oh Señor! Tú ves a esta esencia de la depravación volviéndose hacia el océano de tu favor, a este débil ser buscando el reino de tu divino poder, y a esta pobre criatura inclinándose hacia el sol de tu riqueza. Por tu misericordia y tu gracia, no le decepciones, oh Señor, no le prives de las revelaciones de tu munificencia en tus días, ni le expulses de tu puerta que Tú has abierto de par en par a quienes moran en tu cielo y en tu tierra. ¡Ay! ¡Ay! Mis pecados me han impedido acercarme a la Corte de tu santidad y mis transgresiones han hecho que me aleje del Tabernáculo de tu majestad. He cometido aquello que Tú me prohibiste y he desechado lo que Tú me ordenaste observar. Te ruego, por Aquel que es el soberano Señor de los Nombres, que reveles para mí, con la Pluma de tu Munificencia, aquello que me permita acercarme a Ti y purificarme de mis transgresiones, que se han interpuesto entre mí y tu misericordia y tu perdón. Verdaderamente Tú eres el Potente, el Generoso. No hay otro Dios sino Tú, el Poderoso, el Clemente. LA DÉCIMA BUENA NUEVA Como muestra de clemencia por parte de Dios, el Revelador de este Grandísimo Anuncio, hemos suprimido de las Sagradas Escrituras y Tablas la ley que prescribía la destrucción de libros. LA UNDÉCIMA BUENA NUEVA Está permitido estudiar ciencias y artes, pero aquellas ciencias que sean útiles y que redunden en el progreso y adelanto del pueblo. Así ha sido decretado por Aquel que es el Ordenador, el Todosabio. LA DUODÉCIMA BUENA NUEVA A cada uno de vosotros se os ordena que os dediquéis a alguna forma de ocupación, como un oficio, un arte y otras similares. Nosotros hemos exaltado misericordiosamente vuestro trabajo al rango de la adoración a Dios, el Verdadero. Ponderad en vuestros corazones acerca de la clemencia y las bendiciones de Dios y dadle gracias al atardecer y al amanecer. No malgastéis vuestro tiempo en la ociosidad y la pereza. Ocupaos en aquello que sea beneficioso para vosotros y para los demás. Así ha sido decretado en esta Tabla, desde cuyo horizonte brilla resplandeciente el sol de la sabiduría y la prolación. A la vista de Dios, los hombres más despreciables son aquellos que se sientan ociosamente y piden. Asíos firmemente al cordón de los medios materiales, poniendo toda vuestra confianza en Dios, el Proveedor de todos los medios. Cuando alguien se dedica a un oficio o un arte, tal ocupación es considerada, a juicio de Dios, como un acto de adoración; y ello no es sino una prueba de su infinita generosidad que todo lo penetra. LA DECIMOTERCERA BUENA NUEVA A los hombres de la Casa de Justicia de Dios les han sido encomendados los asuntos del pueblo. Ellos son, en verdad, los Fideicomisarios de Dios entre Sus siervos y las auroras de autoridad en Sus países. ¡Oh pueblo de Dios! Lo que educa al mundo es la Justicia, puesto que está sostenida por dos pilares: la recompensa y el castigo. Estos dos pilares son la fuente de vida para el mundo. Siendo así que para cada día hay un nuevo problema y que para cada problema hay una solución adecuada, estos asuntos deben remitirse a los Ministros de la Casa de Justicia, para que ellos actúen de acuerdo con las necesidades y exigencias de los tiempos. Aquellos que, por amor a Dios, se levantan para servir a su Causa son los receptores de la inspiración divina procedente del Reino invisible. A todos les incumbe obedecerles. Todos los asuntos de Estado deben ser remitidos a la Casa de Justicia, pero los actos de adoración deben ser observados de acuerdo con lo que Dios ha revelado en su Libro. ¡Oh pueblo de Bahá! Vosotros sois los lugares del amanecer del amor de Dios y las auroras de su amorosa bondad. No mancilléis vuestras lenguas con la maledicencia y la injuria de ningún alma, y proteged vuestros ojos de todo lo indigno. Mostrad lo que poseéis. Si es recibido favorablemente, vuestra finalidad se habrá logrado; si no, protestar será en vano. Dejad a ese alma a sí misma y volveos hacia el Señor, el Protector, el que Subsiste por Sí Mismo. No seáis causa de dolor, mucho menos de discordias y peleas. Abrigamos la esperanza de que logréis la verdadera educación al abrigo del árbol de sus tiernas mercedes y de que actuéis de acuerdo con lo que Dios desea. Todos vosotros sois hojas de un mismo árbol y gotas de un solo océano. LA DECIMOCUARTA BUENA NUEVA No es necesario emprender viajes especiales para visitar los lugares donde descansan los muertos. Si las personas acaudaladas y opulentas ofrecen el costo de tales viajes a la Casa de Justicia, ello será grato y aceptable en presencia de Dios. Felices aquellos que observan sus preceptos. LA DECIMOQUINTA BUENA NUEVA Aunque la forma de gobierno republicana beneficia a todos los pueblos del mundo, no obstante, la majestad de la realeza es uno de los signos de Dios. No deseamos que los países del mundo permanezcan privados de ella. Si los sagaces combinasen las dos formas en una, grande será su recompensa en presencia de Dios. En anteriores religiones se dictaron y ratificaron ordenanzas tales como la guerra santa, la destrucción de los libros, la prohibición de relacionarse y de tener amistad con otros pueblos o la de leer ciertos libros, de acuerdo con las exigencias de la época; sin embargo, en esta poderosa Revelación, en este trascendental Anuncio, los múltiples dones y favores de Dios han amparado a todos los hombres, y su infalible decreto ha prescrito desde el horizonte de la Voluntad del Señor Sempiterno lo que hemos expresado anteriormente. Alabamos a Dios -santificado y glorificado sea- por todo lo que misericordiosamente ha revelado en este bendito, en este glorioso e incomparable Día. De hecho, si todos los que están en la tierra fuesen dotados con miríadas de lenguas y alabasen a Dios continuamente y magnificaran su Nombre hasta el fin que no conoce fin, su acción de gracias no sería suficiente ni para uno solo de los bondadosos favores que hemos mencionado en esta Tabla. De ello es testigo todo hombre de sabiduría y discernimiento, de entendimiento y conocimiento. Pedimos fervorosamente a Dios -exaltada sea su gloria- que asista a los gobernantes y soberanos, que son los exponentes del poder y las auroras de la gloria, para que hagan cumplir sus leyes y ordenanzas. Él es, en verdad, el Omnipotente, el Todopoderoso, el que acostumbra a responder a la llamada de los hombres.
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