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Tablas de Baha'u'llah Reveladas despues del Kitab-i-Aqdas

by Bahá'u'lláh

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Chapter 12

SÚRIY-I-VAFÁ

Tabla a Vafá 74

Él es el que todo lo sabe ¡Oh Vafá! Da gracias a tu Señor por haberte ayudado a abrazar su Causa, por haberte permitido reconocer la Manifestación de su Propio Ser y por haberte levantado para alabar a Aquel que es el Más Grande Recuerdo en este glorioso Anuncio.

Bendito eres tú, oh Vafá, pues has sido fiel al Convenio de Dios y a su Testamento en un momento en que todos los hombres lo han violado y han repudiado a Aquel en Quien habían creído, y ello a pesar de que ha aparecido investido con todos los testimonios y ha amanecido en el horizonte de la Revelación ataviado con indudable soberanía.

No obstante, te incumbe esforzarte al máximo por alcanzar la esencia misma de la fidelidad. Ello implica que estés bien seguro en tu corazón y que con tu lengua des testimonio de lo que Dios ha testificado para su propio y exaltado Ser, proclamando: "Verdaderamente yo subsisto por mí mismo en el Reino de Gloria". Quienquiera pueda afirmar solemnemente esta verdad en estos días, ha alcanzado todo bien, y el Espíritu celestial descenderá sobre él de día y de noche, le ayudará misericordiosamente a glorificar el Nombre de su Señor y le hará soltar su lengua y defender con sus palabras la Causa de su Señor, el Misericordioso, el Compasivo. Y nadie puede lograr esto salvo aquel que haya purificado su corazón de todo lo creado entre el cielo y la tierra y se haya desprendido por completo de todo excepto de Dios, el Señor Soberano, el Todopoderoso, el Bondadoso.

Levántate a servir la Causa y di: ¡Juro por la rectitud de Dios! Verdaderamente éste es el Punto Primordial, adornado con su nuevo atavío y manifiesto en su glorioso Nombre. En este momento Él contempla todo desde este Horizonte. De hecho, Él es Supremo sobre todas las cosas. Entre el Concurso de lo Alto Él es conocido como el Más Grande Anuncio; en los Reinos de la Eternidad, como la Antigua Belleza; y ante el Trono, por este Nombre,75 que ha hecho tropezar a aquellos que están dotados de entendimiento.

Di: ¡Juro por Dios! En esta Revelación, el testimonio supremo de Dios para todos los moradores del cielo y los habitantes de la tierra había sido cumplido aun antes de que fuese enviado un solo verso desde el reino de santidad y sublimidad; más aún, hemos revelado el equivalente de todo lo que se envió en la Dispensación del Bayán. Temed a Dios y no permitáis que vuestras acciones sean en vano, ni seáis de aquellos que están sumidos en la negligencia. Abrid vuestros ojos para que podáis contemplar la Antigua Belleza desde esta brillante y luminosa posición.

Di: ¡Dios es mi testigo! El Prometido mismo ha venido desde el cielo, sentado sobre la nube carmesí, con las huestes de la revelación a su derecha y los ángeles de la inspiración a su izquierda, y se ha cumplido el Decreto por mandato de Dios, el Omnipotente, el Todopoderoso. Acto seguido todos han tropezado, excepto aquellos a quienes Dios ha protegido mediante su tierna merced y los ha contado entre los que Le han reconocido por su Propio Ser y se han desprendido de todo lo que pertenece al mundo.

Escucha las Palabras de tu Señor y purifica tu corazón de toda ilusión, para que la refulgente luz del recuerdo de tu Señor derrame su resplandor sobre él y alcance la posición de la certidumbre.

Sabe, además, que tu carta ha llegado a nuestra presencia y hemos percibido y examinado su contenido. Hemos tomado nota de las preguntas que has hecho y gustosamente las contestaremos. En este día concierne a todos preguntar a Dios lo que deseen, y tu Señor atenderá su petición con versos maravillosos e innegables.

Has preguntado sobre el tema del retorno. Sabe que el fin es como el principio. Así como consideres el principio, del mismo modo debes considerar el fin, y ser de aquellos que perciben de verdad. No, más bien considera el principio como el propio fin y viceversa, para que adquieras una clara percepción. Sabe, además, que toda cosa creada es engendrada y retorna continuamente por mandato de tu Señor, el Dios de fuerza y poder. En cuanto al Retorno, de acuerdo con el sentido que Dios le ha dado en sus sagradas y exaltadas Tablas, en las cuales ha dado a conocer este tema a sus siervos; por esto se quiere decir el retorno de todas las cosas creadas en el Día de la Resurrección, y ésta es, de hecho, la esencia del Retorno como tú has atestiguado en los propios días de Dios, y tú eres de aquellos que atestiguan esta verdad.

Ciertamente, Dios es absolutamente capaz de hacer que todos los nombres aparezcan en un solo nombre y todas las almas en una sola alma. Él es indudablemente poderoso y potente. Y este Retorno se lleva a cabo por orden suya de cualquier forma que Él desee. En verdad, Él es el que hace y ordena todas las cosas. Por otra parte, tú no deberías percibir el cumplimiento del Retorno y la Resurrección excepto en la Palabra de tu Señor, el Todopoderoso, el Omnisciente. Por ejemplo, si Él tomase un puñado de tierra y declarase que eso es Aquel a Quien tú has seguido en el pasado, indudablemente eso sería justo y verdadero, como su Persona real, y nadie tiene derecho a poner en duda su autoridad. Él hace lo que Él desea y ordena lo que Le place. Además, en esta posición ten cuidado de no volver tu mirada hacia las limitaciones y alusiones, sino más bien hacia aquello por medio de lo cual se ha cumplido la Revelación misma, y sé de los perspicaces. Así te lo explicamos en un lenguaje claro y explícito, para que puedas comprender lo que buscabas de tu antiguo Señor.

Piensa en el Día de la Resurrección. Si Dios declarase a la más humilde de las criaturas entre los fieles como el Primero en creer en el Bayán, no deberías tener la menor duda de ello y deberías ser de los que creen de verdad. En esta posición, no repares en las limitaciones humanas ni en los nombres, sino más bien en aquello por lo cual se reivindica el rango del Primero en creer, que es la fe en Dios, el reconocimiento de su Ser y la certidumbre del cumplimiento de su mandato irresistible y obligatorio.

Piensa en la Revelación del Punto del Bayán, exaltada sea su gloria. Él declaró que el Primero76 en creer en Él fue Muhammad, el Mensajero de Dios. ¿Es digno de un hombre discutir con Él diciendo que tal hombre es de Persia, el otro de Arabia, o que ese hombre se llamaba Husayn, mientras que el otro llevaba el nombre de Muhammad? No, juro por el santo Ser de Dios, el Exaltado, el Más Grande. Con toda seguridad, ningún hombre inteligente y perspicaz prestará jamás atención a las limitaciones o los nombres, sino más bien a aquello con lo que estaba investido Muhammad, que no era otra cosa que la Causa de Dios. De igual modo, tal hombre perspicaz examinaría a Husayn y la posición que ocupaba en la Causa de Dios, el Omnipotente, el Exaltado, el Conocedor, el Sabio. Y como el Primero en creer en Dios en la Dispensación del Bayán estaba investido con un dominio similar a aquel con el que estaba investido Muhammad, el Mensajero de Dios, por ello el Báb declaró que él era este último, es decir, su retorno y resurrección. Esta posición está santificada de toda limitación o nombre, y nada puede verse en ella salvo a Dios, el Único, el Sin Par, el Omnisciente. Sabe, además, que si Él declarase en el Día de la Revelación que una de las hojas es la manifestación de todos sus excelentes títulos, a nadie le sería otorgado el derecho de preguntar por qué o para qué, y si alguien lo hiciese, sería considerado como no creyente en Dios y contado entre los que han repudiado su Verdad.

Cuidado, cuidado, no sea que te comportes como la gente del Bayán. Pues en verdad han errado lastimosamente, han extraviado a la gente, han ignorado el Convenio de Dios y su Testamento y le han atribuido compañeros a Él, el Único, el Incomparable, el Omnisciente. Verdaderamente no reconocieron al Punto del Bayán, pues si le hubiesen reconocido no habrían rechazado su manifestación en este luminoso y resplandeciente Ser. Y como fijaron sus miradas en los nombres, por consiguiente, cuando Él sustituyó su Nombre "el Más Exaltado" por "el Más Glorioso", sus ojos se nublaron. No han conseguido reconocerle en estos días y son contados entre los que perecen. Ciertamente, si Le hubiesen conocido por su propio Ser o en virtud de lo que ha revelado, no Le habrían repudiado cuando apareció en este glorioso e incomparable Nombre, que Dios ha ordenado que sea la Espada de su Revelación entre cielo y tierra, y por medio del cual la verdad es separada del error, desde ahora mismo hasta el Día en que la humanidad comparezca ante el Señor de los mundos.

Sabe, además, que en el Día de su Manifestación todas las cosas creadas, salvo Dios, serán puestas de manifiesto y situadas en pie de igualdad, sin tener en cuenta si su rango es alto o bajo. El Día del Retorno es inescrutable para todos los hombres hasta después de que la Revelación divina se haya cumplido. Él es, en verdad, quien ordena todo cuanto desea. Cuando la Palabra de Dios se revela a todas las cosas creadas, quienquiera escuche y atienda la Llamada se cuenta, en verdad, entre las almas más distinguidas, aunque sea un deshollinador. Y quien se aparte, se cuenta entre los más bajos de sus siervos, aunque sea un gobernante entre los hombres y posea todos los libros que hay en los cielos y en la tierra.

Te incumbe observar con perspicacia divina las cosas que hemos revelado y que te hemos enviado, y no mirar a las gentes y las cosas que son corrientes entre ellas. En este día ellos son como un ciego que, mientras se mueve a la luz del sol, pregunta: ¿Dónde está el sol? ¿Está brillando? Negaría y pondría en tela de juicio la verdad y no sería de los que perciben. Nunca sería capaz de captar el sol o entender aquello que se ha interpuesto entre él y el sol. Para sus adentros, pondría objeciones, levantaría protestas y sería de los rebeldes. Tal es el estado de esta gente. Déjales a sí mismos, diciendo: Sea para vosotros lo que deseáis y para nosotros lo que deseamos. Desdichada en verdad es la penosa condición de los impíos.

Sabe, además, que la anterior Manifestación afirmó que el retorno y el resurgimiento de los espíritus ocurriría en el Día de la Resurrección, mientras que en verdad hay un retorno y resurrección para toda cosa creada. Sin embargo, no deseamos mencionar nada que no haya sido expresado en el Bayán, no sea que por ventura la gente maliciosa levantara un gran clamor. ¡Ojalá aquello que se ha interpuesto entre los hijos de los hombres y su Creador fuera disipado, para que pudiesen contemplar la invencible soberanía y dominio de Dios, beber del manantial de sus corrientes celestiales, ser rociados con las efusiones del océano del verdadero entendimiento y purificados de la corrupción de los impíos y los recelosos!

Referente a tu pregunta sobre los mundos de Dios. Sabe, en verdad, que los mundos de Dios son incontables en su número e infinitos en la amplitud de su gama. Nadie puede contarlos ni comprenderlos excepto Dios, el Omnisciente, el Omnisapiente. Considera tu estado cuando duermes. Ciertamente, afirmo que este fenómeno es el más misterioso de los signos de Dios entre los hombres, si sólo lo examinaran en sus corazones. Observa cómo lo que has visto en tu sueño, después de un considerable lapso, se realiza plenamente. Si el mundo en el que te encontrabas en tu sueño fuese idéntico al mundo en que vives, sería necesario que el suceso que transcurre en aquel sueño ocurriese en este mundo en el mismo instante de su acaecimiento. Si ello fuera así, tú mismo darías testimonio de él. No obstante, como éste no es el caso, debe necesariamente deducirse que el mundo en que vives es diferente y distinto de aquel que has experimentado en tu sueño. Este último mundo no tiene principio ni fin. Sería verdad si afirmases que ese mismo mundo, como lo ha decretado el Dios Todoglorioso y Omnipotente, está dentro de tu propio ser y envuelto dentro de ti. Sería igualmente cierto sostener que tu espíritu, habiendo trascendido las limitaciones del sueño y habiéndose desligado de todo apego terrenal, por obra de Dios, se ha visto impulsado a cruzar un reino que yace oculto en la más profunda realidad de este mundo. En verdad digo que la creación de Dios abarca otros mundos fuera de este mundo y otras criaturas además de estas criaturas. En cada uno de estos mundos Él ha ordenado cosas que nadie puede escudriñar, excepto Él mismo, el Todoindagador, el Omnisapiente. Reflexiona sobre lo que te hemos revelado, para que descubras el propósito de Dios, tu Señor y Señor de todos los mundos. En estas palabras se han atesorado los misterios de la Sabiduría Divina. Nos hemos abstenido de extendernos sobre este tema debido a la pena que nos rodea como consecuencia de las acciones de quienes han sido creados por medio de nuestras palabras, si eres de aquellos que escuchan nuestra Voz.

¿Dónde está aquel que Me ayude y Me proteja de las espadas de esas almas infieles? ¿Dónde está el hombre perspicaz que contemple las Palabras de Dios con sus propios ojos y se libre a sí mismo de las opiniones e ideas de los pueblos de la tierra?

¡Oh siervo! Advierte a los siervos de Dios que no rechacen lo que no

comprenden. Di: Implora a Dios que abra los portales del verdadero entendimiento a vuestros corazones, para que estéis informados de aquello de lo que nadie está informado. Verdaderamente Él es el Dador, el Perdonador, el Compasivo. Además, Me has preguntado acerca de las ordenanzas de Dios. Sabe, en verdad, que todo lo que se ha prescrito en el Libro es ciertamente la verdad, sin la menor duda, y corresponde a cada uno observar lo que ha sido enviado por el Revelador, el Omnisciente. Si un hombre hiciese caso omiso de ellas a pesar de estar enterado de las mismas, ciertamente Dios se libraría de tal persona, y Nosotros también Nos libraríamos de ella, puesto que sus ordenanzas constituyen los frutos del Árbol divino y nadie, excepto los negligentes y los rebeldes, se desviará de ellas.

En cuanto al Paraíso: Es una realidad y no puede haber duda alguna acerca de ello, y en este mundo se hace realidad en el momento presente por medio del amor por Mí y por mi beneplácito. A quienquiera lo alcance, Dios le ayudará en este mundo inferior, y después de la muerte Él le permitirá lograr ser admitido en el Paraíso cuya inmensidad es similar a la del cielo y la tierra. Allí las Doncellas de gloria y santidad le servirán de día y de noche, mientras que en todo momento el sol de la belleza inmarcesible de su Señor derramará su brillo sobre él, y él brillará tan esplendorosamente que nadie podrá soportar mirarle. Tal es el designio de la Providencia; sin embargo, las gentes están cubiertas por un velo cruel. De igual modo, capta la naturaleza del fuego del infierno y sé de los que verdaderamente creen. Pues por cada acción realizada habrá una recompensa, según la apreciación de Dios, y de ello dan amplio testimonio las propias ordenanzas y prohibiciones prescritas por el Todopoderoso. Pues con toda seguridad, si las acciones no fuesen recompensadas y no diesen fruto, entonces la Causa de Dios -exaltado es Él- demostraría ser algo inútil.

¡Inconmensurablemente exaltado se encuentra Él sobre tales blasfemias! No obstante, para aquellos que están libres de todo apego, una acción es, ciertamente, su propia recompensa. Si nos extendiéramos sobre este tema sería necesario escribir numerosas Tablas.

¡Juro por la rectitud del Dios único y verdadero! La Pluma es incapaz de moverse por lo que Le ha acontecido a su Señor, y llora amargamente, como igualmente lloro Yo, y de igual manera llora el ojo de Aquel que es la Esencia de la Grandeza tras el Tabernáculo de los Nombres, mientras está sentado en el Trono de su glorioso Nombre.

Purifica tu corazón para que hagamos brotar de él manantiales de sabiduría y de palabras, permitiéndote de este modo elevar tu voz entre toda la humanidad. Suelta tu lengua y proclama la verdad por amor al recuerdo de tu misericordioso Señor. No temas a nadie; pon toda tu confianza en Dios, el Todopoderoso, el Omnisciente. Di: Oh gentes, cumplid lo que entendáis del Bayán Persa, y lo que no entendáis preguntádselo a este infalible Recuerdo, para que Él explique claramente lo que Dios ha querido decir en su Libro, pues en verdad Él conoce lo que está guardado en el Bayán en virtud de la Voluntad de Aquel que es el Omnipotente, el Poderoso.

Has preguntado acerca de la advertencia que hicimos a las gentes en el momento de nuestra partida de 'Iráq, en el sentido de que, cuando el Sol desaparezca de la vista, las aves de la oscuridad se pondrán en movimiento y los estandartes de Sámirí77 serán izados en lo alto. ¡Juro por Dios! Esas aves se han agitado en estos días y Sámirí ha elevado su clamor. Bienaventurado quien reconoce y se cuenta entre los hombres de entendimiento. Nosotros también les hemos advertido sobre la aparición del becerro. ¡Dios es mi testigo! Todas nuestras advertencias se han cumplido, como de hecho tienen que cumplirse, pues han surgido de los dedos de gloria y poder. Ruega a Dios que te proteja de la maldad de estos hombres y te purifique de las insinuaciones de los recalcitrantes. Prepárate, pues, para la promoción de la Causa y no prestes atención a las palabras pronunciadas por las gentes del Bayán, pues ellos verdaderamente son incapaces de entender y no han logrado captar la esencia de la Causa revelada en este augusto, este Más Grande Anuncio. Así te hemos inspirado y hemos infundido en tu corazón lo que te hará independiente de las referencias de la humanidad.

Que la gloria de Dios sea contigo y con quienes escuchen las palabras que pronuncies por amor a Dios, tu Señor, y permanezcan firmes en su Causa. Toda alabanza sea para Dios, el Señor de los mundos.
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