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El Tercer Valle
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1 |
Si los buscadores amantes desean vivir en el recinto de Aquél que
Atrae (Majdhúb),
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no hay alma que pueda habitar
sobre este Trono Real salvo la belleza del amor. Este reino no puede
describirse con palabras.
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2 |
El amor desdeña este mundo y aquel mundo también,
En él hay setenta y dos locuras.
El juglar del amor canta esta balada:
La servidumbre esclaviza, la dignidad real traicona.
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3 |
Este plano requiere del afecto puro y del agua cristalina de la
camaradería. Al hablar sobre sus compañeros de la Caverna, Él ha
dicho: "No hablan hasta que Él haya hablado; y obran según Sus
órdenes".
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4 |
En este plano, no son suficientes ni el reino de la razón ni la
autoridad del lyo. De allí que uno de losk Profetas de Dios ha
preguntado: "¡Oh mi Señor! ¿Cómo llegar hasta Ti?" y llegó
la respuesta, "Deja atrás tu yo y entonces acércate a Mí".
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5 |
Esta es la gente para quien el lugar más humilde y el trono de
gloria son la misma cosa y para que la pérgola de la belleza no
difiere del campo en que se libra una batalla por la causa de su
Bienamado.
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6 |
Los que habitan en este plano no pronuncian palabra, sino que
galopan en sus corceles. No ven sino la realidad interior de su
Bienamado. Para ellos las palabras con sentido carecen de significado
y aquellas sin sentido están cargadas de significación. No distinguen
un miembro de otro ni una parte de otra. Para ellos la ilusión es el
río verdadero; el irse es retornar. Por lo cual se ha dicho:
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7 |
Llegó a la cueva del ermitaño la historia de Tu belleza.
Enolquecido, buscó la Taberna donde compran y venden vino.
El amor a Ti, ha derribado el fuerte de la paciencia,
El dolor de Ti, también ha cerrado firmemente el portal de la
esperanza.
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8 |
En este reino, de nada sierve la instrucción,
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9 |
El maestro del amante es la belleza del Amado,
Su rostro, lección y única texto.
Es su deber el aprender sobre el asombro y el amor vehemente,
Sin fijarse en eruditos capítulso y obtuso temas.
La cadena que los ata es Su cabello almizclado,
Para ellos el Esquema Cíclico
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, para Él, sólo un
peldaño.
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10 |
A continuación una súplica a Dios, el Eminente, el
Glorificado;
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11 |
¡Oh Señor! ¡Oh Tú cuya generosidad conced deseos!
Estoy de pie frente a Ti, olvidándolo todo salvo a Ti.
Haz que la partícula de conocimiento que hay en mi espíritu
Huya del deseo y de la prosaica arcilla;
Haz que Tu antiguo don, esa gota de sabiduría,
se hunda en Tu poderoso océano.
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12 |
Por eso digo: No hay fuerza o poder salvo en Dios, el Protector, el
que Subsiste por Sí Mismo.
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